
Dejando pasar oportunidades: mi vida antes de la ciudadanía
Mi camino de Soñadora a Ciudadana, y el ahora aprovechar todas las oportunidades gracias a Lending Circles para Ciudadanía
Las personas generalmente celebran su primer aniversario con papel, pero a mí me gusta hacer las cosas a mi manera. Yo celebré mi 14 aniversario de vivir en los Estados Unidos con papel: con la forma N-400. Esta forma es una promesa que mi madre hizo volviéndose realidad. Es una oportunidad para que yo obtenga mi ciudadanía en Los Estados Unidos. Con mucha alegría y emoción, con un pequeño paquete que incluía la forma N-400, mis fotos tamaño pasaporte y un cheque, comencé mi proceso para convertirme en ciudadano de los Estados Unidos el primero de abril. Este simple paquete de papeles significaba el mundo para mí. Fue mi esfuerzo, el esfuerzo de mi madre, el esfuerzo de mis hermanas y la promesa de un futuro mejor.

Mi historia de inmigración se trata tanto de mi madre como de mí.
Mi madre sacrificó muchas cosas para traernos aquí y se enfrentó a muchos obstáculos para criarnos en un lugar que, en aquel entonces, era extraño para ella. Mi madre dejó El Salvador escapando de un matrimonio violento, dejando a sus hijas y su vida como enfermera atrás en su último esfuerzo por sobrevivir. Dejó a su familia, a su trabajo y a la vida que conocía para que pudiéramos tener algo mejor; más de lo que ella podía darnos.
Yo dejé El Salvador dos años después de mi madre cuando tenía 11 años, con la promesa de que mis hermanas y yo nos reuniríamos con ella e iríamos a Disneylandia (la mayoría de los niños inmigrantes que conozco vienen con esa promesa, aunque no hemos podido realizar ese viaje... aún).
¡En lugar de Disneylandia y estrellas de cine vive en el pintoresco Oakland, CA, que también está genial!
Aunque nuestro primer apartamento era pequeño y apretado, estaba lleno de amor y risas. Años después me mudé a San Francisco en donde pude echar raíces. Pero esas raíces no pudieron introducirse tan profundamente en el suelo como lo había deseado.
Fue en mi adolescencia cuando realmente me di cuenta de lo que significaba ser indocumentada. En la preparatoria, dejé pasar muchas oportunidades debido a mi estatus migratorio. No pude ir con un grupo de chicas que visitaron Washington D.C. porque yo era una mucha responsabilidad para la escuela. Tampoco pude aplicar para pasantías para incrementar mi experiencia debido a que no tenía en número de Seguro Social.
Y entonces tuve que dejar ir una oportunidad única en la vida.
Estaba llena de curiosidad y deseaba explorar mi nuevo hogar, pero ser indocumentada me limitaba a explorar solamente California. En aquel entonces, nadie aparte de mis mejores amigas sabía que era indocumentada. Era la única en mi clase en esa situación y estaba temerosa de explicar la razón *verdadera* por la que dejaba pasar tantas grandes oportunidades.
Entonces tuve que dejar pasar la oportunidad de ir a la Universidad de California Los Ángeles debido a que costaba mucho y no podía calificar para un préstamo estudiantil. En 2006, cuando trataba de decidirme por una universidad, había pocos recursos para estudiantes indocumentados. Teníamos el AB540 que nos permitía pagar en matrícula estatal pero no podía calificar para Cal Grants o ayuda financiera federal como mis amigas ciudadanas. Así que terminé yendo a la Universidad Estatal de San Francisco y pude terminar la universidad gracias a becas como la Chicana Latina Foundation Scholarship que no pedía un número de seguro social para poder calificar.

Tomó más de dos años de superar obstáculos de inmigración para ser residentes de los Estados Unidos, algo que no digo a la ligera.
Para poder convertirte en ciudadano de Estados Unidos, debes esperar cinco años después de ser residente para poder aplicar. Hace un año, anticipando nuestro quinto aniversario de ser residentes de los Estados Unidos, invité a mi madre y hermana a unirse a Lending Circle para Ciudadanía. Descubrí este programa durante mi pasantía en el Cesar Chavez Institute de la Universidad Estatal de San Francisco. Estaba trabajando como asistente estudiantil recolectando encuestas para una evaluación académica sobre prácticas financieras de individuos en el distrito de la Misión.
Mientras trabajaba para la escuela, escuché sobre los diferentes programas que ofrece MAF; uno de ellos era Lending Circles para Ciudadanía. Nos inscribimos para que el dinero que necesitábamos para la solicitud de ciudadanía no nos detuviera. Para nosotras tres, costaría más de $2,000 sólo por aplicar. Con el aumento de los costes de vida en San Francisco, se ha vuelto más difícil para mi madre el estar al día con la renta y al mismo tiempo apoyar la carrera universitaria de mi hermana. El programa nos ha ayudado a ahorrar dinero cada mes para esta importante aplicación. Sabíamos que nuestro dinero estaría seguro con el programa de Lending Circle y que lo tendríamos disponible una vez que estuviéramos listas para aplicar.
En el programa Lending Circle, cada vez hicimos pagos mensuales de $68 por diez meses para poder cubrir los $680 del coste de la solicitud de ciudadanía.
El ser residente ha sido una gran bendición. He logrado conseguir un trabajo que me encanta y he viajado a lugar con los que solamente había soñado. Lending Circles me gustó tanto que supe que quería ser parte de MAF. Fue emocionante el unirme al personal de MAF en el verano de 2014 como Coordinador de Programas. Mi trabajo me permite ayudar a individuos con historias parecidas a la mía. Veo en ellos los desafíos y oportunidades de mi propia experiencia como indocumentada en Estados Unidos y quiero estar ahí para ayudarles en su camino. Ahora que estoy en el proceso de convertirme en ciudadana, estoy especialmente emocionada de poder expresar mi voto en las elecciones presidenciales de 2016; ¡aquí voy!
Envié mi solicitud de ciudadanía el primero de abril de este año y estoy esperando continuar con el proceso de entrevista y juramento. Sigo animando a mi madre a hacer lo mismo manteniéndola al día con las ferias de ciudadanía al rededor de la ciudad, preparándola para las preguntas de la entrevista y ayudándola en maneras chicas pero constantes (como instalando una aplicación móvil de ciudadanía en su teléfono para que estudie). Mi meta es que ella aplique al final de este mes.

Quiero hacer tanto como pueda para ayudar a mi madre en su camino a la ciudadanía; así como ella ha hecho mucho por apoyar a mis hermanas y a mí.
Para mí, la inmigración significa oportunidad. Significa supervivencia. Significa dejar atrás la violencia y el dolor de un hogar roto para crear nuevas memorias y experiencias en un lugar al que puedes llamar tu país. La vida en los Estados Unidos me ha dado muchas oportunidades pero también ha significado una buena cantidad de lucha.
Desde mis primeros recuerdos de vivir en un apartamento apretado con mis hermanas y madre, escondiéndonos en las sombras por 9 años debido a nuestro estado migratorio y hasta caminar hacia mi entrevista final para la ciudadanía. A la vista de todo eso celebro, me animo y sonrío.
Esta celebración no es sólo por mí. Esta celebración es para todos los que han batallado y luchado al enfrentarse a los obstáculos, a las bofetadas, a los sobrenombres, en su camino para encontrar paz y una mejor vida para sus familias. Estas victorias y luchas me han acercado más a mi madre, a mis hermanas y a encontrar una vida mejor para mí como ciudadana de los Estados Unidos. Ahora, mientras doy el paso final, reflexiono en el largo y dificultoso camino, en el papel con el que celebré mi aniversario, y en mi inminente ciudadanía.